jueves, 20 de junio de 2013

MILITARISMO Y MASCULINIDADES: A PROPÓSITO DEL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO EN EL PERÚ

 

Por:  Jaikel Homero Rodríguez Bayona, Psicólogo Social de la UNMSM, Coordinador y activista de la Red Peruana de Masculinidades, junio del 2013.


Masculinidades

Cuando hablamos de masculinidades hacemos referencia sobre aquello que implica  “ser hombre”, lo vamos adquiriendo a lo largo de la historia en nuestro proceso de socialización. Significado que vamos construyendo a través de la relación con nosotros mismos, con otras personas y la sociedad en general.
En este sentido debemos  mencionar que existen masculinidades hegemónicas en diversos contextos sociales que van  configurando la subjetivad de los hombres sobre la  idea de lo que es un “verdadero hombre” y que esto se va convirtiendo en un parámetro a seguir a partir del cual se establecen  las identidades de los hombres. “La masculinidad hegemónica no es un tipo de carácter, no es el mismo siempre en todas partes. Es más bien, la modalidad que acepta la posición hegemónica en un modelo dado de relaciones de género, una posición siempre disputable” (Conell,R 2003).

Se construye en relación a otras a las que subordina y  toda forma de masculinidad que no corresponda a la hegemónica, sería equivalente a una forma disminuida de ser varón, un “poco hombre”, o muchas veces “maricón” o simplemente “mujer” y por lo tanto, puede ser sometido a dominio  por aquellos que si son “verdaderos hombres” o  “machos”.

Entonces podemos decir que las masculinidades hegemónicas son  la exaltación de una forma de masculinidad en lugar de otras,  que son aquellas consideradas superiores a las demás, y que sobre todo están enmarcadas en la legitimidad del patriarcado con una clara ideología de dominación de los varones sobre las mujeres, o todo lo que manifieste un símbolo de  femineidad, que por denominación masculina es “inferior”.
Esta idea de masculinidades hegemónicas dentro de un sistema social patriarcal-machista se va expresando de diferentes modos, desde un ámbito personal hasta de manera institucional, se van exaltando ciertas características que se supone debe cumplir un “verdadero hombre” para poder ser reconocido dentro de esta sociedad machista, estas características están ligadas a valorar más: el ejercicio de la fuerza física y la violencia sobre la “debilidad” y la sensibilidad emocional, el ejercicio de poder y dominación sobre las mujeres sobre las relaciones igualitarias y democráticas con ellas, de un ejercicio de la paternidad desde el autoritarismo y no desde la crianza democrática de cuidado e involucración con los hijo(as), el militarismo vs  los gobiernos democráticos, etc.

Militarismo: El uso del Poder de los hombres

El militarismo es una ideología que considera que la fuerza militar  es fuente de poder, que sirve  para brindar “paz y orden” en un país, además de ser solución a todo los problemas de la sociedad.
Es una ideología que se sustenta en valores como: el autoritarismo, la fuerza física, la verticalidad y el mando; como formas de gobernar y hacer “funcionar” un sistema social. Estos valores son heredados de un sistema social patriarcal, donde el poder de lo masculino está justamente ligado a la fuerza, la dureza, la valentía y la capacidad de lucha. El “guerrero” es el paradigma,  el que tiene estos atributos y actúa de acuerdo a ellos, es el que usurpa el poder, puede mandar a  los otros y a su vez estar por encima de la libertad  y la opinión de los demás.
El militarismo es una de las expresiones vivas del sistema patriarcal, donde es legítimo, válido y necesario reproducir este tipo relación  jerárquica entre las personas, tiene sus orígenes en la creencia de que un papá, si quiere que sus hijos crezcan bien y sean más adelante  hombres y mujeres de bien,  debe imponer autoridad y castigarlos, porque en caso contrario se podrían ir  por el camino equivocado (es decir ser pandilleros, ser delincuentes, ser homosexuales, etc.)
En ese sentido, si intentamos rebatir el militarismo debemos rebatir la masculinidad hegemónica que lo sustenta, donde las personas necesitamos de la fuerza, la violencia, y la dureza para hacer bien las cosas, o para que gobierne la “paz y el orden” (Andreas Speck,  2010). 
Resulta ilógico  pensar de esta manera, ya que la historia nos ha demostrado que la masculinidad hegemónica a lo único que nos ha llevado es a la violencia. El militarismo mantiene una lógica de existencia donde el irrespeto es lo que prima, donde en base a discursos legitimadores se atropella los derechos de otras personas, donde la palabra respeto significa imponer miedo y terror, ya que lo que se debe “respetar” son los intereses de los más poderosos, y  no  las diferencias, de raza, de orientación sexual, de procedencia, idioma, costumbres, sobre todo lo que representa lo femenino, etc.
De manera muy acertada Herbert Morote (2003) señala  que “Al tener un tirano o caudillo como responsable de resolver nuestras penurias, no hemos aprendido a creer en la democracia, sino en el autoritarismo. En política nuestro caso es análogo al de los niños maltratados, quienes lo único que saben cuando llegan a grandes es resolver sus conflictos con violencia, no con diálogo, y sólo aceptan la  autoridad del más fuerte.”. El nos muestra como esta lógica del sistema patriarcal está impregnada en las diferentes instituciones de nuestra sociedad,   más aun en su versión máxima como son las instituciones militares.
Entonces suponer que, si hay “problemas” como la inseguridad, la delincuencia juvenil etc. es porque son “menos hombres”, o sea  que no los han “formado”  a gritos y golpes como se supone se debe criar a un hombre para que crezcan derechitos. Pues es totalmente lo contrario, si hay problemas de este tipo es porque en casa la crianza de los hijos es de esta forma, de manera vertical, con castigos y autoritarismo, sin afectos. La expresión de ello es que muchos jóvenes deciden no aguantar esa situación y deciden, en un acto de valentía y lucha, salir de sus casas y buscar espacios donde se sienten cómodos y comprendidos. Esta misma lógica de socialización basada en la  verticalidad y autoritarismo se reproduce  otras instituciones sociales como las escuelas, las empresas, y que sorprendentemente ahora el gobierno apela como solución a los problemas que atraviesa nuestro país,  a través del dichoso “Servicio Militar Obligatorio”.

El servicio militar en el Perú.

En nuestro país desde el año 1898 (año en el que se promulga la Ley de Servicio Militar según el diario El Comercio), hasta esta última ley de servicio Militar obligatorio, cuyo reglamento fue aprobado en el mes de junio de este año, se ha venido modificando en varias ocasiones e implementándola, sin embargo  la pregunta es, ¿estas medidas a qué proyecto de país responden? ¿Por qué nuevamente se recurre a este sistema de adoctrinamiento militar?¿Por qué el gobierno cree que la solución a los problemas de seguridad ciudadana, por ejemplo, se pueden resolver con el servicio militar obligatorio para los jóvenes?
Considero que es un mecanismo de entrenamiento para ser “obedientes” a todo lo que dice el jefe o la “autoridad”, porque además se supone que representa la ley. Entrenamiento que  consiste en volverlos “fuertes”, duros y  poco afectivos, donde sentir dolor, miedo, son sinónimos de debilidad; es un espacio donde poco a poco van suprimiendo emociones como: la ternura, miedo, tristeza, dolor, compasión, entre otros, consideradas signos de debilidad, no validas, malas;  con esta “formación” se cree erróneamente que se está dando soluciones a los problemas de nuestro país.
Como podemos ver las instituciones militares y su cuerpo ideológico ejemplifican la expresión máxima de una masculinidad hegemónica donde el ideal de un “verdadero hombre”, está representado en el  prototipo de hombre fuerte, duro, que se hace a prueba de  honor y valentía  masculina, donde el supuesto que está detrás viene a ser de que  un hombre “recto y derecho” debe hacerse con los valores que el servicio militar puede formar, y de esta manera mantener un sistema social de dominación donde el poder masculino de algunos debe legitimarse y mantenerse. “Los hombres hemos llegado a verlo como una posibilidad de imponer el control sobre otros y sobre nuestras indómitas emociones” (Kaufman,M.1994).
Entonces lo que está en el fondo de esta idea de retomar el “servicio militar obligatorio” es seguir manteniendo el poder de una sociedad machista, donde los valores de una masculinidad hegemónica deben ser considerados y respetados. Creer a estas alturas de la historia, que nos  hacemos mejores hombres  siguiendo estos patrones de formación es  seguir en la creencia de que antes eran mejores los hijos(as) porque no contestaban a su padres, sin tomarse la molestia siquiera de preguntarse si en verdad era respeto al padre autoritario o era miedo al castigo y la violencia del padre o la madre. Se cree aun que al hombre necesitamos convertirlo de hierro para que sea un buen padre, un buen hermano, un buen hijo, debo señalar para decepción de muchas personas que esto es falso, totalmente falso. No hay nada más acertado que formar a una persona desde el respeto, la igualdad, el afecto, el cuidado  y sobre todo desde el amor, ya que no tendrá necesidad de satisfacer estas necesidades fundamentales de toda persona en otros espacios que a la larga pueden ser dañinas para los hijos(as).
Finalmente es totalmente falso que los jóvenes entrando al servicio militar obligatorio estén cumpliendo un deber patrio y de amor. Desde una posición personal considero que muchos jóvenes queremos “servir” a nuestro país, a nuestro pueblo peruano;  pero podemos hacerlo desde una profesión, desde un buen trabajo, desde un servicio comunitario, desde nuestra creatividad, desde la alegría del arte y de esta forma podemos demostrar que amamos a nuestro país, a nuestra gente. Los jóvenes no necesitan  estar en los cuarteles para ser patriotas o servir al país. Para que los jóvenes podamos servir a nuestro país solo  necesitamos una buena educación, acceder a una enseñanza digna, gratuita y de calidad.

 ¡Cómo nos gustaría que la educación sea obligatoria y que el estado garantice que nadie se quede sin estudiar y sin trabajar!

Referencias bibliográficas:
•    Andreas Speck  (2010) Militarismo y masculinidades— warresisters .No se puede rebatir el militarismo sin rebatir la masculinidad hegemónica. Internacional de Resistentes a la Guerra. http://wri-irg.org/node/10039
•    Connell R.W.  (2003). Masculinidades. Programa Universitario de Estudios de Género .UNAM,México.
•    Diario el Comercio (31.03.13). La evolución cronológica del servicio militar en el Perú.http://blogs.elcomercio.pe/huellasdigitales/2013/03/la-evolucion-cronologica-del-s.html
•    Herbert Morote(2003) El Militarismo en el Perú Un mal comienzo (1821-1827). Jaime Campodonico, Lima.
 http://herbertmorote.com/Libros/El_Militarismo_en_el_Peru.pdf.
•    Kaufman, M.(1994) Las experiencias contradictorias  del poder entre hombres. En Valdés, T y Olavarría,J. (1997).Masculinidades: Poder y Crisis.Flacso-Chile.

3 comentarios:

  1. ¿este conflicto que problemas sociales nos muestra? ¿por qué?

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  2. https://www.academia.edu/5353068/Victor_Hugo_Perales_Miranda._La_construccion_de_la_masculinidad.. Víctor Hugo Perales Miranda

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  3. https://www.academia.edu/5353127/Victor_Hugo_Perales_Miranda._Sexualidad_juvenil_masculina.. Víctor Hugo Perales Miranda

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