Las nociones sobre el significado de "masculinidad" están cambiando para mejor en el siglo 21. (En el mundo occidental, sobre todo.)
De acuerdo con el proyecto Good Men, los investigadores han estado examinando las costumbres sociales de los hombres en varios países, y lo que han encontrado es que los hombres son "cada vez más suaves y más inclusivos" en sus roles de género.
Los hallazgos han llevado al profesor Eric Anderson a acuñar el término: "Masculinidad Inclusiva", (*) que incluye piedras de toque como la afinidad a expresar afecto entre hombres ("abrazos", "mimos", besos); la inclinación a una a una expresión de género "metrosexual" (abrazando una interpretación más suave, más fluida de la virilidad, al estilo de David Beckham); la fluidez social (ser capaz de socializar, divertirse e integrarse con otras personas de maneras generaciones anteriores hubieran considerado "femenina" o "gay"); y la "multiplicidad" (una aceptación del hecho de que hay muchos tipos diferentes de masculinidad y todos ellos deben ser aceptados y apreciados.)
Anderson sugiere que este nuevo modelo está reemplazando de manera lenta pero segura a la "masculinidad ortodoxa", un conjunto demostrablemente más oscuro y más rígido de rasgos que incluyen la homofobia (exclusión de los "otros" tipos de hombres); la "Heterosexualidad obligatoria", donde los hombres se definen a sí mismos con ansiedad sobre la base de lo que no son (es decir, homosexuales);el sexismo (las mujeres son objetos sexuales y conquistas, nada más); y el estoicismo (soportar el dolor físico y emocional sin quejarse).
Pero, ¿Como podemos sintetizar lo que significa "la masculinidad ortodoxa" exactamente? Podemos usar un término, HOMOHISTERIA que suena al nombre de una banda de rock pero que ex bastante preciso.
Anderson define la homohisteria como "el miedo a ser homosexualizado". Es la sensación de terror absoluto que siente un hombre ante la posibilidad de hacer algo que no sea "masculino ortodoxo" y que otras personas piensen que es homosexual.
La Homohisteria se apodera de una sociedad cuando se dan tres condiciones:
1. Que se conozca ampliamente sobre la existencia de la homosexualidad masculina.
2. Altos niveles de homofobia.
3. La creencia de que todo lo que no es "masculino" es un signo de homosexualidad.
Anderson sostiene que la homohisteria alcanzó su punto máximo en Occidente durante la década de 1980, a raíz de la epidemia de VIH / SIDA entre los homosexuales.
Anderson afirma que los costos de las nociones tradicionales de "masculinidad ortodoxo" (es decir, chicos que practican deportes competitivos, se llaman entre sí "compadre", beben mucha cerveza y preferirían morir antes que usar una prensa de color rosa) son nefastas: se espera que los hombres sacrifiquen sus cuerpos "por el bien de la familia" y son animados a poner distancia emocional entre ellos y todos los demás, lo que lleva a un intenso aislamiento y soledad. Los instintos violentos que se han afinado con la práctica de deportes los lleva a usar violencia en su vida cotidiana - tanto contra sí mismos como contra otros. Ellos quedan encerrados en una especie de "camisa de fuerza del género" que los obliga a ocultar sus sentimientos, negar que necesitan ayuda, y ser relegados a opciones muy limitadas en el trabajo, el juego y la vida.
Es evidente que esto no es saludable ni bueno así que ¿cómo nos aseguramos de que las masculinidades inclusivas siguen propagándose?
Fácil. Anderson dice todo es que se necesita es estos cuatro sencillos pasos:
1. La influencia de los compañeros. A medida que los hombres más jóvenes demuestran una idea más abierta de masculinidad, comienzan a influir e inspirar a sus amigos.
2. Los cambios institucionales. Las nuevas leyes y directrices que protegen contra la discriminación ejercen gran influencia, lo que indica que está bien expresarse fuera de los confines de los modelos más tradicionales de la masculinidad.
3. La representaciones de los medios. Cuantos más programas de televisión y películas muestren distintos tipos de hombres en roles diferentes de los roles tradicionalmente "masculinos" (héroes, violentos, exitosos, seductores, etc.) los espectadores espectadores recibirán una influencia positiva.
4. El fácil acceso a la pornografía en línea. Sí. Sí. Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que la facilidad de acceder a mucha pornografía homosexual en la red ha jugado "un papel decisivo en la exposición de la fruta prohibida del sexo homosexual, convirtiéndolo en un bien de acceso público y normalizándolo en el proceso". Esto explica por qué cada vez más hombres que se identifican como heterosexuales están experimentando felizmente el sexo gay.
En conclusión:
Las generaciones más jóvenes de hombres se sienten "mejor" y más cómodos en su piel, sintiéndose mucho menos confinados a sofocantes roles de género y muestran una menor disposición a participar en burlas homofóbicas.
Si los hallazgos de Anderson son precisos, significa que la calidad de vida sigue mejorando para los hombres jóvenes, lo que en última instancia conducirá a una sociedad más tolerante y civilizada.
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