domingo, 17 de abril de 2011

La Red Peruana de Masculinidades adhiere al manifiesto por el Dia Internacional contra la Homofobia


MANIFIESTO CAMPAÑA “CURAS QUE MATAN”
Una vida sin discriminación es un derecho


El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó a la homosexualidad de la Clasificación estadística internacional de enfermedades y otros problemas de salud. Por este hecho, cada año se celebra en esta fecha el Día Mundial contra la Homofobia, Lesbofobia y Transfobia. A pesar de que la transexualidad aún figura en dicha clasificación como una disforia de género, en muchos países el consenso médico afirma que a las personas Trans se les debe asegurar el tratamiento que adecue su cuerpo a su percepción de género. La OMS y el sistema internacional de derechos humanos también desautorizan cualquier tipo de tratamiento que proponga la cura de la homosexualidad.

Pese a esto, en todo el mundo y en diferentes contextos sociales y culturales de América Latina y el Caribe, cada año se multiplican los casos de personas internadas en instituciones designadas como “clínicas psiquiátricas” avaladas, administradas y/o mantenidas por ciertas instituciones religiosas y hasta públicas. El deseo sexual hacia otras personas del mismo sexo o su percepción de género son considerados por estas instituciones y quienes las avalan, como una “desviación de la personalidad” que se puede llegar a “corregir” a través del perdón y las creencias religiosas, conseguidos por medio del castigo y la tortura física y psicológica.

Al no poder “curar” su deseo, los sentimientos de culpa y baja autoestima en muchos casos desencadenan comportamientos autodestructivos, pudiéndose llegar inclusive hasta el suicidio. Jóvenes y adolescentes, son las personas más vulnerables. Este tipo de iniciativas, basadas generalmente en premisas religiosas, incentivan y propician agresiones verbales, físicas y el homicidio de personas en razón de su orientación sexual y/o identidad de género. Todas estas son muertes evitables, y el Estado debe prestarles atención y tomar medidas de prevención para evitarlas.

La homosexualidad, la lesbiandad y la transexualidad son expresiones de la diversidad humana y están protegidos por los principios de libertad, de igualdad y de dignidad humana reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales. Pese a esto, el discurso intolerante del fundamentalismo e integrismo además de ser propagado sistemáticamente en espacios religiosos, viene ocupando cada vez más espacio donde debería actuarse en base al principio de laicidad, es decir en los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Influye así en la toma de sus decisiones que deberían atender a principios de derecho y normas a nivel internacional, nacional y local, y no a los libros sagrados de una u otra religión, por más mayoritaria que ésta sea.

Quienes apoyamos la campaña “CURAS QUE MATAN” nos oponemos a las “terapias de curación” de la homosexualidad, la lesbiandad y la transexualidad en toda América Latina y el Caribe. Reconocemos positivamente la existencia de voces religiosas a favor de la aceptación y el respeto a todas las formas de vivir y hacemos un llamado a los liderazgos religiosos para que sean coherentes con los principios y derechos de respeto a la vida, a la igualdad, a la dignidad y a la diversidad, y se abstengan de promover la lesbofobia, homofobia y transfobia en nombre de sus creencias personales.

DEMANDAMOS que los gobiernos observen el principio de la laicidad de los Estados latinoamericanos y caribeños, y tomen medidas concretas para combatir las prácticas “reparativas” de la homosexualidad y transexualidad, incluyéndose la interrupción de cualquier financiamiento público a instituciones o individuos que no estén claramente distanciados de esas prácticas.

DEMANDAMOS que las instituciones nacionales o locales de salud pública establezcan o fortalezcan reglamentaciones que retiren de los sistemas de salud público y privado a las personas que practiquen o promuevan prácticas “reparativas”.

INSTAMOS a que donantes privados y financieras incluyan como criterio en la aprobación de solicitudes de apoyo, el rechazo al discurso de terapias “reparativas” que atentan contra los derechos humanos.

SOLICITAMOS que las autoridades religiosas condenen firmemente el uso de discursos que proponen y/o promueven procesos de “reparación”, y que favorezcan una actitud de respeto de la diversidad sexual y la identidad de género.

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